miércoles, 31 de enero de 2007

EL DERECHO A LA EDUCACIÓN RELIGIOSA


En el artículo 21 del Estatuto que nos van a ofrecer, en el próximo plebiscito, nuestros próceres dice, entre otras lindezas, que “la enseñanza pública, conforme al carácter aconfesional del Estado, será laico”. También dice que los libros de texto en la enseñanza obligatoria en los centros sostenidos con fondos públicos serán gratis, es decir, traducido al lenguaje coloquial, que los pagaremos entre todos a través de los impuestos y que alguien se lo llevará calentito garantizando además que a su vez la libertad de enseñanza saldrá por la ventana ya que el Gran Hermano y el Ministerio de la Verdad nos adoctrinarán adecuadamente.

Pero no quiero referirme a los segundo sino a lo primero: la laicidad de la enseñanza. La enseñanza religiosa, o más bien el derecho a ella, pertenece al derecho natural. Pero también es un derecho positivo de los padres, que tienen la obligación sagrada de buscar el bien para sus hijos.

Así lo recogen distintas legislaciones, como:

- el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
- el artículo 13 del Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales.
- el artículo 26 de la (extinta gracias a Zapatero) Constitución española.
- la sentencia del Tribunal Constitucional del 13 de Febrero de 1.981, que reconoce la correlación entre la enseñanza religiosa y la libertad de los padres para elegir el centro docente.

Por otro lado, en la Dignitatis Humanae leemos: “Corresponde a los padres el derecho a determinar la formación religiosa que se ha de dar a sus hijos según sus propias convicciones (….). El poder civil debe reconocer el derecho de los padres a elegir, con auténtica libertad, las escuelas u otros medios de educación sin ponerles, ni directa, ni indirectamente cargas injustas para esta libertad de elección”.

Además, la XXVI Asamblea Plenaria de la CEE nos advierte que “no corresponde al Estado, y menos cuando se asienta sobre bases democráticas, fijar por cuenta propia o por criterio alternante de su equipo de gobierno, el modelo educativo que ha de inspirar el sistema de enseñanza”.

Entonces, si las cosas están tan claras, ¿por qué hemos llegado a esta situación?. Seguramente porque muchos se han instalado en la molicie y en la vida muelle, no entendiendo por el contrario que la libertad es algo por lo que hay que luchar día a día. En definitiva han cambiado la libertad por tener la tripa llena.

Cuando se deja de luchar por los principios en los que se cree y fundan la vida, dejando de actuar virtuosamente, al final se adquieren comportamientos viciosos, en el sentido amplio de la palabra.

Y ahora se quiere hacer lo que antes no se hizo. Así nos luce el pelo.

3 comentarios:

DONEGAL dijo...

Quiero mandar desde aquí un saludo a D. Javier Arenas, copartícipe de ese bodrio de "Es-Astuto". Enhorabuena Javier. Una más. Eres el "Señor de los acuerdos". Te paso la dirección de unos amigos que se están divorciando. Échales una mano, y luego si te sobra tiempo, gánate el sueldo y defiende a los que te votan y no a los que nunca te votarían.

paz dijo...

Estimado Isidoro:
Desde el más profundo respeto y cariño te quiero enviar este comentario. Por tu blog se ve que eres una persona comprometida con la búsqueda de la verdad. Y eso dice mucho de tí. Lo que me ha preocupado al leerla es el observar que te estás deslizando peligrosamente a trazar una línea divisoria entre personas buenas y personas malas, tontas y listas.Desde mi humilde entender Jesucristo se esforzó por demostrarnos que la línea que separa el bien del mal pasa justamente por el corazón de cada ser humano y que hay que evitar trazarla entre unas personas y otras, izquierdas y derechas, rusos y americanos,Palestina e Israel etc.. Es mucho más cristiano (y verdadero) decirle a alguien que ha cometido una maldad pero no decirle "eres malo", que ha dicho una tontería pero no "eres tonto". Si algo le iritaba a Jesucristo era la actitud orgullosa e hipócrita de los fariseos y maestros de la ley, que rechazaban a los pecadores y publicanos diciendo "gracias Dios mío porque yo no soy como ellos".
El riesgo de las cruzadas contra los demás, contra "los malos", está en que puede brotar de dos motivos:
1) De uno sano, como el de Jesucristo cuando se irritaba contra los mercaderes, contra el mismo Pedro ("apártate de mí Satanás") o los fariseos. El corregía desde el amor hacia ellos. SIEMPRE. Porque amaba a todos profundamente y quería sinceramente su conversión.Por eso se acercaba a todos y comía con los pecadores y más necesitados, aunque eso le costara el rechazo.
2) El riesgo de las cruzadas es que pueden brotar, no del amor genuino que busca el bien y la conversión del otro, sino de la necesidad de todo ser humano dañado por el pecado original, de "exorcisar" sus demonios interiores echándolos sobre los demás (sobre el bando de los malos), para así sentir que pertenece al bando de los puros, de los defensores y maestros de la ley, y así aliviarse pensando que el pecado no habita en él. El apedrear a los demás se convierte así en una terapia bastante dañina para elevarse sobre la propia autosuficiencia de ser mejor conocedor de la verdad y la ley que los demás.
Te invito a que mires con sinceridad de donde brota tu blog, si del amor por la conversión de las personas a las que criticas (y que seguramente en la mayoría de los casos tendrás razón en tus críticas) o del "Yo te doy gracias Dios mío porque no soy como ellos, sino un fiel cumplidor de la ley". Recuerda que el que se reconcilió con Dios fue el pecador que, desde el fondo del Templo no se atrevía a levantar los ojos a Dios ante la indignidad de sus muchos pecados.
Te invito a que te reconcilies con tu barro y miserias, propias de todos nosotros. Sólo el que se ha reconciliado con sus pecados (los santos lo han hecho, pero cuando firmas como san isidoro no creo que sea por tu condición de tal) y sólo el que está en intima comunión con la voluntad de Dios puede realizar cruzadas desde el más genuino amor. Los demás, los que estamos en el camino hacia la Casa del Padre, corremos con esa actitud que denunciaba (con amor) Jesucristo el riesgo de dividirnos interiormente y caer en la hipocresía y autosuficiencia. Esa hipocresía que procede del orgullo (que todos tenemos y que "morirá un cuarto de hora después que nosotros") provoca división (línea entre el bien y el mal del corazón) interior del ser humano que lo hace incapaz de ver sus propios pecados, y por lo tanto una actitud que lo lleva a la falta de humildad y de amor.

Juan Vajo dijo...

Me gustaría añadir unos apuntes al comentario de la falta de libertad para elegir centro escolar para nuestros hijos. Yo he sufrido ese calvario con mi hija mayor. La tengo en el centro público en el que la Junta de Andalucía me ha obligado a escolarizarla. Y puedo asegurar que no es por gusto, elegí 4 centros religiosos y me los denegaron todos, forzosamente tuve que matricularla donde ellos OBLIGABAN.
Puede parecer secundario esto, pero no lo es. Voy a poner un ejemplo simple pero creo que válido. Soy un creyente firme en la figura de la familia, pero del concepto de familia que yo tengo y que creo que es el único posible. Ya está llegando la hora de hablar de algunos temas más trascendentes con mi hija. Si su padre dice al respecto una cosa y el maestro otra, y teniendo en cuenta que para una niña de su edad los dos son portadores de la verdad, ¿a quién creer?.
Hay algo que se me escapa, no entiendo por qué un padre no puede decidir sobre la educación de sus hijos, ¿por qué tenemos que estar guiados por el gobierno de turno? (que aquí en Andalucía ya sabemos quién ha sido, quién es y quién será).
Tengo un segundo hijo ya escolarizado, entró gracias a que somos ya familia numerosa y consiguió puntos suficientes para entrar en un colegio religioso. ¿Por qué no puedo dar a mi hija la oportunidad de recibir una educación basada en la moral católica tal y como la está recibiendo su hermano?.
En el proceso de intento de escolarización de mi hija llegué a una conclusión: estamos equivocados, vamos primero contra el colegio concertado, enseguida vamos contra los padres que falsifican documentos para entrar, pero ni los medios de comunicación van contra el verdadero culpable: la Junta de Andalucía. Cada año es igual, cada año surgen las denuncias, unos padres contra otros, contra los colegios, contra todos menos contra el verdadero culpable que se va siempre de rositas, el Sr. Chaves y su política.