martes, 31 de diciembre de 2013

¡Feliz año 2.014!

Acabamos el año 2.013 con el Te Deum:



Y empezamos el 2.014 con el Veni Creator Spiritus:



¡Feliz año nuevo a todos!


jueves, 26 de diciembre de 2013

¡Feliz y santa Navidad!


¡Felices Pascuas a todos!


sábado, 5 de octubre de 2013

Futbolerías

En la sevillana localidad de Alcolea del Río, el martes pasado el equipo de fútbol del pueblo asistió a la Misa de Acción de Gracias, ofreciendo posteriormente flores a su patrona.


¿Quién es el cura de la foto de arriba?

Aquí mejor:



Y otra:


El cura se puso la camiseta tras la ofrenda floral y con ella puesta, entonó el himno a la Virgen. Estas son las cosas tan chocantes de la Iglesia de hoy.

Todo muy confuso. Que el Señor tenga piedad de nosotros.

Más aquí.

viernes, 19 de julio de 2013

¡Qué bien se lo pasan!



Todo es tan patético...

¡Señor ven pronto!

lunes, 15 de julio de 2013

San Jerónimo sobre el administrador infiel

San Jerónimo sobre el administrador infiel (Evangelio del octavo Domingo tras Pentecostés).
 
 
Del evangelio de Lucas me haces otra pregunta: ¿Quién es el mayordomo injusto que fue alabado por boca del Señor? Buscando y o la explicación y el origen de este ejemplo, desenrrollé el volumen dl evangelio y, entre otras cosas, hallé que, como los publicanos y los pecadores se acercaban al Salvador para oírle, los escribas y los fariseos murmuraban diciendo: ¿Por qué ése acoge a los pecadores y come con ellos? (Lc 15, 1 – 2). Entonces les contó la parábola de las cien ovejas, de las cuales una se había perdido, y cuando fue hallada, el pastor la transporta sobre sus hombros. A continuación indica el porqué de la narración: Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión (Lc 15,7). También cuando contó la parábola de las diez dracmas, de las que una se perdió y fue encontrada más tarde, terminó con una conclusión semejante: Del mismo modo, os digo, se produce alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte (Lc 15,10). Aún les propuso una tercera parábola, de un hombre que tenía dos hijos y repartió entre ellos su hacienda. Cuando el menor derrochó sus haberes y empezó a sentir necesidad y a comer algarrobas, que es comida de cerdos, se volvió a su padre y fue recibido por éste. El hermano mayor, envidioso, es reprendido por el padre, pues debería alegrarse y estar contento de que su hermano, que estaba muerto, había resucitado; de que habiendo estado perdido lo habían encontrado. Estas tres parábolas las dijo contra los fariseos y escribas, que no querían admitir la penitencia de los pecadores y la salvación de los publicanos. También hablaba a sus discípulos (Lc 16, 1), dice el evangelista; y no cabe duda que lo hacía con una parábola, como antes a los escribas y fariseos; y en esa parábola les exhortaba a la clemencia, y les venía a decir en otros términos: Perdonad y seréis perdonados (Lc 6,37), para que en la oración dominical podáis pedir con la frente levantada: Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores (Mt 6,12).
¿Cuál es la parábola con la que exhorta a los discípulos a la clemencia? Había un hombre rico que tenía un mayordomo (Lc 16,1) o administrador; pues eso es lo que quiere decir οἰκονομος. El nombre latino uilicus corresponde a quien administra una uilla, y de uilla se deriva el nombre uilicus. Pero el οἰκονομος o administrador le corresponde a quien administra no sólo el dinero y los frutos, sino todo lo que el amo posee. Sí, el Económico, obra bellísima de Jenofonte, significa, según la traducción de Tulio, no la administración y gobierno de una villa, sino de toda la casa. Este administrador, pues, fue acusado ante su amo de que le dilapidaba su hacienda. El amo lo llamó y le dijo: ¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, pues no vas a continuar siendo el administrador. Y éste se dijo para sus adentros: «Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas». Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: «¿Cuánto debes a mi señor?». Respondió: «Cien medidas de aceite». El le dijo: «Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta». Después dijo a otro: «Tú, ¿cuánto debes?» Contestó: «Cien cargas de trigo». Dícele: «Toma tu recibo y escribe ochenta». Y el señor alabó al administrador o mayordomo injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz. Yo os digo: Haceos amigos del dinero injusto para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas. El  que es fiel en lo mínimo, también lo es en lo mucho. Si, pues, no fuisteis fieles en el dinero injusto, ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará a l otro. No podéis servir a Dios y al dinero. Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de él (Lc 16, 3 – 14).
He transcrito el texto completo de la parábola para no andar buscando su significación fuera de ella y para que no tratemos de buscar personas determinadas en la parábola, sino para que la interpretemos como parábola, es decir, como un símil; y se lama así porque en ella una cosa se asimila, es decir, se compara – parabálletai – con otra, y resulta ser como una sombra y un anticipo de la verdad. SI pues el administrador de una riqueza injusta es alabado por boca del señor porque con una cosa injusta supo prepararse su justicia, y si el amo que sufrió el daño alaba la inteligencia del administrador porque, aunque fuera en detrimento del amo, él actuó inteligentemente en favor propio, ¡cuánto más Cristo, que no puede sufrir detrimento alguno y es proclive a la clemencia, alabará a sus discípulos si son misericordiosos con aquellos que les han sido confiados! Sólo después de la parábola añadió: Yo os digo: Haceos amigos con el dinero injusto. Mammón injusto se llaman, no en hebreo, sino en siríaco, las riquezas que se han acumulado injustamente. Si pues la injusticia bien administrada se convierte en justicia, ¡cuánto más la palabra divina, en la que no hay injusticia alguna, y que fue confiada a los apóstoles, conducirá, bien administrada, a sus administradores hasta el cielo! Por eso prosigue: El que es fiel en lo mínimo, esto es, en lo carnal, será también fiel en lo mucho, es decir, en lo espiritual. Pero el que es injusto en lo poco, no dando para uso de sus hermanos lo que Dios ha creado para todos,  éste será también injusto en la distribución de la riqueza espiritual y no distribuirá la doctrina del Señor según la necesidad, sino con acepción de personas. Pero, dice, si no administráis bien las riquezas carnales, que son perecederas, ¿quién os confiará las riquezas verdaderas y eternas de la doctrina de Dios? Y si habéis sido infieles en lo ajeno – y ajeno a nosotros es todo lo que es del siglo -, ¿quién os podrá confiar lo que es vuestro, lo que se refiere propiamente al hombre? Así pretende corregir la avaricia, y dice que quien ama el dinero no puede amar a Dios. Es decir, también los apóstoles, si quieren amar a Dios, tienen que despreciar el dinero. De ahí que los escribas y fariseos, que eran avaros, comprendiendo que la parábola se dirigía contra ellos, se reían de El, y preferían los bienes carnales, seguros y tangibles a los espirituales, venideros e inseguros.
Teófilo, después del apóstol Pedro, el séptimo obispo de la Iglesia antioquena, el que compilando en un solo volumen los dichos de los cuatro evangelistas nos dejó  un monumento de su talento, dijo en sus comentarios a propósito de esta parábola: «El rico que tenía un mayordomo o administrador es Dios omnipotente, a quien nadie gana en riqueza. Su administrador, Pablo, que aprendió las sagradas letras a los pies de Gamaliel, había recibido la misión de administrar la ley de Dios. Pero como se puso a perseguir, apresar y matar a los creyentes en Cristo y, con ello, a malgastar toda la haciendo de su amo, fue reprendido por el Señor, que le dice: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Duro es para ti dar coces contra el aguijón (Hch 9,4). Dijo entonces en su corazón: ¿Qué debo hacer? Yo, que fui maestro y administrador, me veo obligado a ser discípulo y trabajador. Para cavar no tengo fuerzas. Veo destruidos todos los preceptos de la ley, porque estaban ligados a la tierra; y que la ley y los profetas han terminado en Juan el Bautista. Mendigar me da vergüenza. De forma que yo, que fui maestro de los judíos, me veo forzado a mendigar de los gentiles y del discípulo Ananías la doctrina de la salvación y de la fe. Haré pues lo que considero útil para mí, para que, cuando sea echado de mi puesto de administrador, me reciban los cristianos en sus casas. Y así, a los que antes habían sido conocedores de la ley y habían creído en Cristo, pero pensaban que serían justificados por la ley, empezó a enseñarles que la ley había quedado abolida, que los profetas habían pasado y que lo que antes era ganancia había que tenerlo ahora por basura (Cf. Flp 3,8). Llamó, pues, a dos de los muchos deudores. En primer lugar al que le debía cien barriles de aceite, es decir, a los que habían sido llamados de la gentilidad y necesitaban de la gran misericordia de Dios, y e n lugar del número cien, que es pleno y perfecto, les hizo escribir el cincuenta, que es el propio de los penitentes según el jubileo y aquella parábola del evangelio en la que a uno se le perdonan quinientos denarios y a otro cincuenta. En segundo lugar llamó al pueblo judío, que se había alimentado con el trigo de los mandamientos de Dios y le debía la cifra de cien; y le obligó a cambiar el número cien por el de ochenta, es decir, a que creyera en la resurrección del Señor, que está significada en el número del día octavo, y porque ochenta consta de ocho décadas; y así pasar del sábado al primer día de la semana, Por este motivo es alabado por el Señor, porque había actuado bien y porque, para salvación suya, pasó de la austeridad de la ley a la clemencia del Evangelio.
 Y si preguntas por qué es llamado administrador de injusticia, dentro de una ley que fue dada por Dios, te diré que era administrador injusto porque, aunque sus ofrendas eran correctas, no distinguía correctamente, pues creía en el Padre pero perseguía al Hijo; se aferraba al Dios omnipotente, pero negaba al Espíritu Santo. Por eso Pablo fue más inteligente en la transgresión de la ley que los que antes habían sido hijos de la luz, pero anquilosados en la observancia de la ley perdieron a Cristo, que es la verdadera luz del Padre» (Final de la cita de Teófilo). Lo que Ambrosio, obispo de Milán, piensa sobre este pasaje lo puedes leer en sus comentarios. De Orígenes y Dídimo no he podido hallar exposición alguna sobre esta parábola, y no sé si es que se ha perdido debido a su antigüedad o es que no escribieron nada. A mí me parece que, siguiendo la anterior interpretación, los amigos que hemos de ganar con la riqueza injusta no es cualquier tipo de pobres, sino aquellos que puedan recibirnos en sus casas, las moradas eternas. De modo que habiéndoles dado cosas pequeñas recibamos de ellos cosas importantes; dándoles de lo ajeno, recibamos lo propio y sembrando en bendición, cosechemos bendición, porque el que siembra con mezquindad, cosecha también con mezquindad (Cf. 2 Cor 9,6)
A Algasia. Carta 121, 6. San Jerónimo. Epistolario, volumen 2º, pp. 481 – 488. BAC.

jueves, 30 de mayo de 2013

Año Jubilar Macareno



El pasado 27 de Noviembre de 2013, el Cardenal Monteiro de Castro, por mandato de S.S. Benedicto XVI, concedió a la Hermandad de la Macarena, un Jubileo con motivo de la celebración del Cincuentenario de la Coronación Canónica de María Santísima de la Esperanza Macarena (ver aquí). El Jubileo comenzará el próximo sábado 1 de Junio, finalizando el 1 de Junio de 2.014.

Los fieles que visiten en peregrinación la Basílica de la Macarena podrán lucrarse con Indulgencia Plenaria, en las condiciones habituales mandadas por la Iglesia.

¡Viva la Virgen de la Esperanza!

p.s. Para ganar una indulgencia plenaria, además de la exclusión de todo afecto a cualquier pecado, incluso venial, se requiere la ejecución de la obra enriquecida con indulgencia y el cumplimiento de tres condiciones, que son: la confesión sacramental, la comunión eucarística y la oración por las intenciones del Sumo Pontífice (Manual de Indulgencias, 20.1. Coeditores Litúrgicos, 2.007)

lunes, 27 de mayo de 2013

La plegaria más bella

Una oración bellísima, dentro de un hermoso himno (Adoro Te Devote, de Santo Tomás de Aquino):

Peto quod petivit latro paenitens

¿Qué más se puede pedir? ¿Se puede desear otra cosa?




martes, 9 de abril de 2013

La relación Iglesia - Estado



Nos parece impropio describir la autoridad de la Iglesia sobre lo temporal como «indirecta». Además esto no es necesario para salvaguardar la distinción entre lo espiritual y lo temporal, que es la de la gracia y la naturaleza, vistas bajo uno de sus aspectos particulares. La gracia no suprime la naturaleza; la revelación no suprime la razón; la Iglesia no suprime el Estado; el Papa no desposee al César: la gracia perfecciona y restaura la naturaleza en todos los órdenes, precisamente porque ella misma no es naturaleza. No quita el esse; confiere el bene esse. Por eso, incluso si el pueblo es el César, el Papa tiene derecho al gobierno directo sobre él, pero no lo gobierna como un César. Para tomar de nuevo la fórmula de Pascal, «esto es de otro orden y superior». No hay otra causa de la visible exasperación de que dan prueba contra la Iglesia los diversos candidatos al imperio del mundo. Los efectos jurídicos y temporales de la jurisdicción de Roma nacen de una causa que, precisamente porque no es ni política ni temporal, les escapa. Sus armas que son las de la fuerza física, pueden devastar la cristiandad y desolar la Iglesia, pero, finalmente, no pueden nada contra la fe. Ya que ella también es de otro orden y superior. Así se comprende, sin introducir una distinción en la que la intención es sana, pero el fundamento dudoso, que lo religioso circule en la totalidad de la política y la rija desde dentro sin mezclarse en ella. «Subjiciens ei principatus et potestates», se lee el Viernes Santo en la Misa de los Presantificados. La Iglesia ruega por esto, y esto mismo es lo que desea. Sin embargo, no se trata de quitar al César lo que es del César, sino de comprender que lo que es del César pertenece primero a Dios.
Es éste un punto que una simple fórmula no basta para definir. Recientemente se decía: El Estado no es un instrumento al servicio de la Iglesia, e inversamente. El pensamiento del autor es probablemente sano, pero la frase deja escapar por todas partes la realidad que intenta expresar. El Estado es un instrumento al servicio de los fines religiosos de la Iglesia; lo admita o no, es él quien está ahí para ella. Inversamente, es absolutamente cierto que la Iglesia no es un instrumento al servicio del Estado; pero no es menos cierto que, puesto que ella misma sirve a un fin superior al del Estado, éste tiene necesidad de la Iglesia, que, aunque no le haga ningún «servicio», le hace mejor. Por esto la jurisdicción religiosa de la Iglesia, aun sin cambiar de manera alguna de naturaleza, tiene incidencias políticas directas. No podría ejercerse en lo temporal sin tenerlas. Por la misma razón no hay que esperar que aquellos que niegan la existencia del orden sobrenatural y religioso acepten que la autoridad de la Iglesia sobre lo temporal no sea esencialmente política. Puesto que todo es político para ellos, la jurisdicción que ejerce el Papa lo es por definición. Por ejemplo, si el Papa prohíbe votar por el comunismo, todo comunista verá una intervención política en una decisión religiosa, cuya incidencia directa sobre la política es manifiesta. Se equivocará de hecho y de derecho: hay un error irremediable mientras subsista la ilusión de la perspectiva, pero que no deja de ser un error. Lo hemos dicho ya; la verdad parece ser que la Iglesia no hace política jamás, pero se ocupa siempre y con derecho. Tiene autoridad religiosa directa sobre la política en razón de las implicaciones morales y religiosas, es decir, según la fórmula tradicional, en tanto en cuanto la política interese, positiva o negativamente, a la fe y a las costumbres. 

Nota 3ª al capítulo X de Las Metamorfosis de la Ciudad de Dios, de Etienne Gilson; pp. 326 -328. Editorial Rialp, 1.965.

domingo, 31 de marzo de 2013

Surréxit Dóminus vere, Allelúia.



Y por ello es necesario que creamos, no sólo que se hizo hombre y murió, sino que resucitó de entre los muertos. Y por eso se dice: Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Vemos que muchos resucitaron de entre los muertos, como Lázaro, el hijo de la viuda y la hija del archisinagogo. Mas la resurrección de Cristo difiere de la resurrección de éstos en cuatro cosas.

Primero, en cuanto a la causa de la resurrección, pues los otros que resucitaron, no resucitaron por su propia virtud, sino por la de Cristo o por las preces de algún santo. Pero Cristo resucitó por su propia virtud, pues no sólo era hombre, sino también Dios; y al Divinidad del Verbo nunca se separó ni del alma ni del cuerpo. Y por eso, cuando quiso, reasumió el cuerpo al alma y el alma al cuerpo: Tengo poder para exponer mi alma y tengo poder para asumirla de nuevo (Jn 10,18). Y, aunque murió, esto no fue por debilidad o por necesidad, sino por virtud, porque fue voluntariamente. Y esto es claro, pues cuando expiró, clamó con una gran voz, cosa que no pueden hacer otros moribundos, porque mueren por debilidad. Por donde el Centurión dijo: Verdaderamente éste era Hijo de Dios (Mt 27,54). Y así como por su virtud expuso su alma, así por su virtud lo recibió. Y por eso se dice que «resucitó» y no fuese resucitado, como por otro: «Yo me dormí y tuve un sueño profundo y me levanté» (Sal 3,6). Y esto no es contrario a lo que se dice en Hch 2,32: A este Jesús lo resucitó Dios, pues también lo resucitó el Padre y el Hijo, porque el poder Padre y del Hijo es el mismo.

En segundo lugar, difiere en cuanto a la vida a la que resucitó porque Cristo (resucitó) a una vida gloriosa e incorruptible, como dice el Apóstol en Rom 6,4: Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre; mas los otros (resucitaron) a la misma vida que tenían antes, como se ve por Lázaro y los demás.
En tercer lugar difieren en cuanto al fruto y la eficacia, puesto que por la virtud de la resurrección de Cristo resucitan todos: Muchos cuerpos de los santos que habían muerto resucitaron (Mt 27,52); y el Apóstol dice en 1 Cor 15,20: Cristo, primicias de los que duermen (el sueño de la muerte), resucitó de entre los muertos. Mas piensa que Cristo llegó a la gloria por su pasión: ¿Acaso no convino que Cristo padeciera así y de este modo entrase en su gloria? (Lc 24,26). Y atiende a que Cristo vino para enseñarnos cómo podremos llegar a la gloria: Hch 14,21 dice: por muchas tribulaciones conviene que entremos en el Reino de Dios.

En cuarto lugar se diferencia en cuanto al tiempo, puesto que la resurrección de los demás se difiere hasta el fin del mundo, a no ser que a algunos se les conceda por privilegio, como a la Sma. Virgen y, como piadosamente se cree, a S. Juan Evangelista. Pero Cristo resucitó al tercer día. La razón de lo cual es que la resurrección y la muerte y la natividad fueron por nuestra salvación; y por eso quiso resucitar cuando se hubiese cumplido nuestra salvación. Mas si hubiese resucitado inmediatamente, no se habría creído que hubiese muerto. Y así mismo, si hubiese tardado mucho, los discípulos no habrían permanecido en la fe; y así la utilidad de su pasión habría sido nula: ¿Qué utilidad hay en mi sangre, mientras bajo a la corrupción? (Sal 29,10). Y por eso resucitó al tercer día, a fin de que se le creyese muerto y para que los discípulos no perdiesen la fe.

De aquí podemos deducir cuatro cosas para nuestra edificación.

Primero, que nos preocupemos de resurgir espiritualmente de la muerte del alma, en la que incurrimos por el pecado, a la vida de la justicia (o santidad), que se obtiene por la penitencia. El Apóstol (dice) en Ef 5,14: Despierta tú, que duermes, y levántate de los muertos y te iluminará Cristo. Esta es la resurrección primera, (de la que dice en) Ap 20,6: Dichoso el que tiene parte en la resurrección primera.

En segundo lugar, que no diferamos el resurgir hasta (la hora de) la muerte, sino pronto, pues Cristo resucitó al tercer día: No tardes en convertirte al Señor y no lo difieras de un día para otro (Eclo 5,8), puesto que, oprimido por la enfermedad, no puedes pensar en lo que toca a la salvación; y también porque pierdes la participación en todas las obras buenas que se hacen en la Iglesia e incurres en muchos males por perseverar en el pecado. Además el diablo, cuanto más tiempo (te) posea, tanto más difícilmente (te) dejará, como dice S. Beda.

En tercer lugar, para que resurjamos a una vida incorruptible; a saber, para que no muramos de nuevo; esto es: que (vivamos) en tal propósito de modo que no pequemos en adelante: Cristo, resucitando de entre los muertos, ya no muere más: la muerte no le volverá a dominar (Rom 6,9); y más abajo (v. 11 – 13): Así también vosotros, consideraos muertos al pecado, viviendo para Dios en Cristo Jesús. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que obedezcáis a sus concupiscencias; ni tampoco ofrezcáis vuestros miembros al pecado como armas de la iniquidad; sino ofreceos a Dios como vivos (sacados) de los muertos.

En cuarto lugar, a fin de que resurjamos a la vida nueva y gloriosa; a saber, para que evitemos todas aquellas cosas que antes fueron ocasión y causa de la muerte y del pecado: (Que) como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, también nosotros caminemos en una novedad de vida (Rom 6,4). Esta vida nueva es la vida de la justicia (o santidad), que renueva el alma y conduce a la vida de la gloria. Amén.

Santo Tomás de Aquino, Exposición del Símbolo de los Apóstoles (a.6). Opúsculos y cuestiones selectas (IV) pp. 992 – 995; ed. BAC.



Feliz Pascua de Resurrección.

viernes, 29 de marzo de 2013

Christus factus est




Christus factus est pro nobis obediens usque ad mortem, mortem autem crucis.




viernes, 22 de marzo de 2013

Los siete dolores de la Virgen



Stabat sancta María, caeli Regína, et mundi Dómina, juxta Crucem Dómini nostri Jesu Christi dolorósa. O vos omnes, qui transítis per viam, atténdite, et vidéte, si est dolor sicut color meus.

Tracto Misa de la fiesta de los siete Dolores de la Santísima Virgen del viernes de Pasión.

Santa María, la Reina del cielo y Señora del mundo, permanecía de pie, llena de dolor, junto a la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Oh todos vosotros, que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor como el dolor mío.

Misal diario y vesperal. Dom Gaspar Lefebvre. Desclée de Brouwer, 1.962.



jueves, 14 de marzo de 2013

S.S. Francisco



Ya tenemos Papa. Los cardenales eligieron al Cardenal Bergoglio como Romano Pontífice. Cuando me enteré de la elección, quedé consternado. No me esperaba que Bergoglio fuese elegido Papa.

Sus antecedentes no son buenos. De hecho, ya ha empezado la campaña de lavado de imagen a través de los medios de comunicación oficialistas. Esperemos que le pase como a Mastai Ferretti, después Pío IX.

Y oremos por S.S. Francisco.

jueves, 28 de febrero de 2013

miércoles, 27 de febrero de 2013

Traslado de la Misa Tradicional en Sevilla a la Escuela de Cristo



Tomado de Una Voce Sevilla:

Nos complace comunicar a todos nuestros lectores, amigos, y fieles de la Misa tradicional que a partir del próximo domingo día 03 de marzo, III Domingo de Cuaresma, la Santa Misa en su Forma Extraordinaria, promovida por la Asociación Una Voce Sevilla, pasará a celebrarse en el oratorio de la Escuela de Cristo de la Natividadde Sevilla, enclavado en el Barrio de Santa Cruz, calle Carlos Alonso Chaparro (a la altura del nº 20 de la sevillana calle Ximénez de Enciso).

Tras más de un año de celebración en la Iglesia y Capilla de la Hermandad de la Santa Caridad(hermandad a la que esta asociación muestra su profundo agradecimiento por la hospitalidad recibida), la Misa tradicional impulsada por Una Voce Sevilla continuará celebrándose en el nuevo emplazamiento a la misma hora, 10:30, todos los domingos y días de precepto.

La generosa acogida de la Escuela de Cristo, disposición del Sr. Arzobispo de Sevilla, y ayuda de nuestro Capellán, han hecho posible este traslado, que contribuirá a dar, aún más, estabilidad a la celebración de la Santa Misa tradicional en Sevilla, y permitirá realizar el resto de actividades contempladas en los Estatutos de nuestra Asociación.

La Escuela de Cristo de la Natividad es una ilustre institución sevillana, erigida para sacerdotes seculares y para hombres seglares, que tiene como principal finalidad el aprovechamiento espiritual para «escalar la perfección» y renovar la vida cristiana con la práctica de las obras de misericordia, de la que formó parte el Beato Marcelo Spínola. La Hermandad había sido fundada originariamente en 1791 en el compás del convento de San Francisco. En 1794 pasa al claustro de los Menores (Orden de Clérigos Regulares Menores), en donde residió mientras se edificaba una capilla propia sobre unas casas compradas el 10 de julio de 1796 contiguas al Convento de los Menores, del que formaba parte la actual Iglesia de Santa Cruz. En 1925, y promovido por Francisco Sánchez Castañer, se inicia un movimiento de restauración de la institución creandose así la Asociación Venerable y Santa Escuela de Cristo de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, que perdura aún en el Oratorio del Barrio de Santa Cruz de Sevilla.

Pedimos a todos nuestros lectores, amigos y fieles a que recen por el éxito de esta nueva andadura que inicia nuestra asociación, y animamos a todos a acudir a las misas y actividades que se celebrarán en dicho oratorio a partir de ahora.

Mapa del lugar de la celebracion de la Santa Misa:


lunes, 11 de febrero de 2013

Non praevalebunt

El Papa Benedicto XVI renuncia a su ministerio



En estos tiempos de zozobra, acordémonos de las palabras de Nuestro Señor:

et portae inferi non praevalebunt adversum eam (Mt 16,18)

Oremus!


miércoles, 30 de enero de 2013

Monseñor Müller anima a los católicos españoles

la nueva evangelización requiere que la fe sea formulada adecuadamente y así conduzca a un nuevo encuentro personal con Dios. Para esa tarea son imprescindibles las Universidades de la Iglesia.

Fuente: Infocatólica



Sin palabras.

Que el Señor tenga misericordia de nosotros.

martes, 22 de enero de 2013

¡Todos de la manita!



Del 18 al 25 de enero, se desarrolla lo que se conoce como la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Esta semana será rica no en conversiones, sino en fotos como la que encabeza esta entrada, en la cuál se ve a Monseñor Jesús Catalá, ordinario de la diócesis de Málaga, de la mano con el resto de hermanos separados como se les llama ahora, en la Santa Iglesia Catedral de Málaga.

La Catedral que en tiempos albergó al beato Marcelo Spínola, hoy ve esta imagen incalificable.

Hay que decir, para que nada quede en el tintero, que D. Jesús pertenece a aquél conjunto de obispos que interpretan el Motu Proprio Summorum Pontificum de manera restrictiva, pero que son amigos de cualquier novedad, al menos por lo que se ve en esta foto.

Esperemos, al menos, que D. Jesús, tras la foto, le predicase la verdad católica a los hermanos separados y les impetrase su vuelta a la Iglesia de Cristo.