Magnifico discurso el de Mariano Rajoy en el Parlamento ayer. El presidente del PP se comportó como un auténtico púgil con hambre de títulos. Zapatero, que era el que tenía que defender la corona, se comportó como los boxeadores sonados, de vuelta de todo.
Los golpes no tardaron en llegar. El primero, directo al mentón. Mariano se comportó como un verdadero maestro en el arte de la erística:
“Señorías. Como decía Confucio, el hombre que ha cometido un error y no lo corrige, comete otro error mayor. Este es el caso del señor Rodríguez Zapatero. Todo lo que nos cuenta está muy bien, pero aquí hemos venido a decir la verdad. Y la verdad es que estamos ante la historia de un fracaso que no se quiere reconocer.”
El Presidente del PP desgranó la retahíla de traiciones y despropósitos en los que había caído el PSOE en su afán de traer la paz con la ETA, la paz de los cementerios:
“En marzo de 2006 la banda terrorista anunció lo que llamaba un alto el fuego permanente. En ningún rincón del comunicado terrorista apareció, ni siquiera insinuada, la voluntad de poner fin al terror. ETA no renunciaba ni a su fuerza de coacción, ni a sus exigencias políticas. Peor aún: en el supuesto de que se torciera el negocio, se reservaba la capacidad de reanudar todas sus bellaquerías criminales. Cualquiera hubiera podido aventurar que, tras estos dos pasos rituales, llegaría el atasco. Así ha sido. Durante nueve meses, se han amontonado incontables pruebas de que esta aventura no funcionaba. El señor Rodríguez Zapatero ha hecho todo lo posible para disimularlo, pero sin éxito. Los hechos son tan testarudos que hasta debajo de las mantas hacen bulto.”
“Terrorismo callejero, chantaje a empresarios, amenazas de muerte, robo de pistolas, impertinencias de Otegui, exigencias de autodeterminación… no ha faltado ni un alarde de fusileros. ETA ha exigido al Gobierno, lo ha presionado, le ha impuesto plaz, le ha hecho todo lo que el Gobierno se ha dejado hacer para no arriesgar su proceso.”
Hasta llegar a uno de los puntos culminantes del discurso, cuando Rajoy le espetó a Zapatero:
“¿Qué fiabilidad puede tener cualquier propuesta relacionada con el terrorismo que venga de usted?”
Después llegó la combinación de golpes, ganchos, crochets, directos:
“Una vez más usted no ha dado la talla ante la sociedad española. Y eso resulta especialmente grave cuando hablamos de terrorismo, que es tanto como hablar de la mayor amenaza contra a vida, la libertad o los derechos de las personas”
“A usted le ha tomado el pelo un rebaño de asesinos, enemigos de los españoles y el único responsable es usted que lo ha tolerado.”
Pero todavía no era suficiente. El aspirante quería más:
“¿Cuántos muertos puede costarnos la próxima vez que ETA exprese su disgusto sin mala intención y se le vaya la mano? ¿Cómo puede afirmar después de esto que sólo ha cometido ningún error?” Se ha equivocado en todo. Ha cometido tantos errores que se atropellan.”
“Su primer error consiste en ser imprudente”
“Su segundo error consiste en pensar que el terrorismo se resuelve mediante la negociación, cosa que no ha ocurrido nunca en ninguna parte…. Al terrorismo o se le derrota o se le sufre.”
“El tercer error ha sido renunciar a la desaparición de ETA y no decirlo claramente.”
“Si se van a portar bien ¿por qué no desaparecen? Y si no desaparecen ¿qué le hace pensar que se portarán bien? Parece absurdo, ¿verdad? Pues en ese absurdo quiere usted empaquetarnos. Su cuarto error, señoría, se llama jactancia. Me refiero a esa presunción que le lleva a imaginar que ahora las cosas funcionarán mejor porque usted está presente. Eso mismo pensó Jerjes en Salamina, antes de salir corriendo.”
“O se imponen nuestras reglas o triunfan las suyas. No cabe el empate que usted pretende. Por eso, en esta lucha habrá vencedores y vencidos”
“Su quinto error ha consistido en olvidar que usted no tiene en las manos lo que ETA reclama. Y, como no lo tiene, no se lo puede dar; y como no se lo puede dar, está usted, perdóneme la imagen, tocando el violón mientras cabalga sobre un tigre.”
“El sexto error es su frivolidad. La frivolidad de quien piensa que no se pierde nada con probar cosas nuevas.”
“Haga usted lo que quiera, pero no me utilice como coartada. Si quiere pactar conmigo tendrá que ser en el marco del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, esos papelitos viejos pero tan útiles.”
Zapatero ha rendido al Estado, nos ha puesto de rodillas frente a los asesinos mostrando un carácter ético deleznable. Además con la manifestación del pasado sábado ha conseguido escindir a la sociedad, si ésta no lo estaba ya. Parece que el PSOE es especialista en eso.
La paz de los cementerios que pregona el actual Presidente del Gobierno le ha llevado a un callejón sin salida, ya que si no negocia con la ETA todo su esfuerzo habrá sido inútil, una pantomima. Y esto a su vez lo pone en manos de los terroristas.
Rajoy se lo recordó al Presidente. Para ese viaje no necesita a la oposición. Pero lo mejor fue el final.
“Sé que mis palabras, señor Rodríguez Zapatero, podrían haber sido más agradables. Lamento que la materia que nos ocupa y el respeto a la verdad no me lo permitan. Pero no olvide que tanto si le gusta como si no le gusta, a la hora de la verdad, su único aliado fiable seré yo. Si las cosas se ponen feas —lo cual no es imposible—, cuando se apaguen las luces de la fiesta y haya que apretar los dientes, el único que estará a su lado seré yo. No me gustaría, si llega ese momento, tener que repetir este mismo discurso.”
Parece que la derecha al menos por esta vez, está dispuesta a serlo de verdad
martes, 16 de enero de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario