miércoles, 10 de enero de 2007

CONFUSIÓN

“Hay muchos que, cuanto más abundantes favores reciben de sus bienhechores, tanto más se dejan arrastrar por el orgullo. Y no contentos con tramar la perdición de nuestros súbditos, e incapaces ya de poner límites a su insolencia, llegan a conspirar contra sus propios bienhechores; y no sólo hacen desaparecer la gratitud de entre los hombres, sino que, envanecidos con la jactancia de los que obran el mal, se imaginan que podrán escapar a la justicia de Dios, que odia toda maldad y a la que nada se oculta.Sucede con frecuencia, a muchos de los que detentan la autoridad, que, por haberse dejado influenciar por sus amigos, y haber dejado en sus manos la administración de los negocios, se han hecho cómplices de sangre inocente, y se han visto arrastrados a desgracias irremediables, pues con perversos razonamientos, nacidos de su maldad, consiguieron engañar la natural nobleza de sentimientos de las autoridades. Y no es necesario, para comprobar todo esto, acudir a las antiguas historias que acabamos de mencionar, sino que basta con observar lo que en nuestra misma presencia lleva a cabo la pestilente ralea de los que indignamente detentan el poder. “

No, no estamos hablando de Zapatero y la Eta. Es el capítulo 8, versículos del 12-c al 12-g; parte de la carta del Rey Asuero a los sátrapas de las provincias comprendidas entre la India y Etiopía y a sus súbditos.

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