miércoles, 21 de noviembre de 2012

Los fieles del Arzobispo de Sevilla



En la página 12 del número 806 del semanario Alfa y Omega (6/11/2012), bajo el epígrafe Aquí y Ahora, dedicado esa semana a los Novísimos, aparecían unas palabras del Arzobispo de Sevilla, D. Juan José Asenjo Pelegrina, que a continuación transcribo:

Infierno
Velad y orad
Sólo un 60% de nuestros fieles cree en la resurrección de la carne y en la vida eterna; y sólo un 55% cree en la existencia del infierno. Estos datos revelan una defectuosa concepción de Dios, y reflejan también el avance de la cultura de la desesperanza. En la predicación hemos de evitar presentar la posibilidad de la condenación eterna de un modo terrorífico, pero, al mismo tiempo que anunciamos el destino glorioso que a todos nos espera, no debemos silenciar que ese destino feliz se puede frustrar por el pecado, lo cual debe estimular la responsabilidad personal de los fieles. Os recuerdo el Evangelio de las diez vírgenes: Velad porque no sabéis el día ni la hora. Esa hora nos llegará a todos, aunque desconozcamos el momento. Lo único cierto es que sucederá; por ello, se impone la vigilancia.

Cuando leí estas palabras, no pude más que preguntarme: ¿cómo es posible contar entre los «fieles» de la Iglesia Católica a aquellos que no creen en la resurrección de la carne y en la vida eterna? Y no hablo de los que no creen en el Infierno.

Pienso que antes de hablar de «una defectuosa concepción de Dios», habría que preguntarse qué concepción de «fieles» tiene el Arzobispo de Sevilla, porque seguir considerando «fiel» a aquél que niega la misma resurrección de la carne y la vida eterna no parece que tenga mucho sentido.

En la Iglesia de hoy existe una grave pérdida del sentido de la realidad. Monseñor Asenjo es un ejemplo. 

lunes, 19 de noviembre de 2012

Infierno

Ayer, en la Misa de una de la tarde, el cura habló de los Novísimos, recalcando especialmente la muerte.

Por la noche ocurrió lo siguiente:





Pues eso.

¡Viva el Sevilla!

viernes, 2 de noviembre de 2012

¿Qué hacemos con semejantes obispos?

Monseñor Blázquez, arzobispo de Valladolid, realizó la siguiente declaración en el Sínodo de los obispos por la Nueva Evangelización, el pasado 10 de octubre del corriente, respecto al modo de evangelizar del Camino Neocatecumenal:

Tres. La celebración litúrgica es fortalecida en cada uno por el conocimiento y la lectura orante de la Sagrada Escritura. Durante mucho tiempo la extrañeza del latín ocultaba el desconocimiento de la Biblia, pero ahora aparece en la celebración Eucarística al descubierto esa insuficiencia. La evangelización requiere que se unan palabra de Dios, sacramento y vida cristiana.

¿Cómo es posible tamaña sandez en boca de un Arzobispo? Cuando se dicen estas barbaridades, yo siempre saco a colación el ejemplo de los cristeros mejicanos y su espiritualidad bíblica. Es un ejemplo práctico que no se puede refutar, por eso quizás, el silencio de nuestros prelados respecto a esa época de la Iglesia.

Sólo un Arzobispo, que habla desde un idealismo absoluto, totalmente alejado de la realidad puede decir esas cosas. Al pueblo no le causaba extrañeza el latín, puesto que era, y es, el idioma de la Iglesia. Y tampoco desconocía la Escritura ya que, por ejemplo, el arte, ilustraba perfectamente las Sagradas Escrituras. 

Dice Monseñor Blázquez que "la evangelización requiere que se unan palabra de Dios, sacramento y vida cristiana" y yo me pregunto, ¿alguna vez estuvieron desunidas?