martes, 5 de abril de 2011

Globos en Santa María de la Sede



Dije que no quería hablar sobre la llegada de la Cruz de la Juventud a mi tierra, Sevilla. Sinceramente, las Jornadas Mundiales de la Juventud es un asunto que no me interesa. Todo lo que tenía que decir, lo dije cuando los hermanos de la Esperanza de Triana, con buen criterio, se negaron al traslado del Señor a Madrid, y en sentido contrario, los hermanos de los Panaderos dieron su beneplácito al traslado de la Virgen de Regla: mediante acoso y derribo, se consiguió lo que se buscaba, la presencia de una imagen de la Semana Santa sevillana en Madrid. Pues vale.

El motivo de romper mi silencio son las fotos que ya se pueden ver en Internet, sobre la ceremonia litúrgica celebrada en ocasión del envío a la Misión Joven. Allí se pueden ver los grandes globos azules, bajo las cubiertas góticas de la Catedral. Junto a los globos, hubo danzas y guitarras, todo muy schonborniano.

Un amigo me comentaba no hace mucho que en la Iglesia actual, en cuestiones litúrgicas se admitía prácticamente todo, excepto aquellas cosas que tendieran a «catolicizar» la liturgia - entiéndase en el buen sentido la expresión -.

Evidentemente, el primer miembro del aserto es una exageración típica de mi tierra; sin embargo, con o sin exageraciones, los hechos son que de facto se cometen diariamente en nuestras Iglesias continuos abusos, tantos que al final nos acabamos acostumbrando a ellos y, en cierta manera, nos insensibilizamos ante ellos. Ahora bien, la segunda parte del enunciado es totalmente cierta. Un ejemplo lo tenemos con la poca o nula aceptación del Motu Proprio.



En este caso no hablamos de abusos, pero sí de elementos extraños a la Liturgia. Y a las tradiciones de la ciudad. Es como si el utilitarismo hubiese emergido en estas celebraciones haciéndose dueño de las mismas. Demasiado funcional, demasiado feísmo, corriendo el riesgo, además de que la espiritualidad se infecte igualmente de utilitarismo, una espiritualidad del momento y de la emoción. Si tenemos en cuenta que también el arte es un testimonio autorizado de la Tradición, ¿qué tradición se ve representada aquí?

Frente a esta irrupción de elementos extraños, se comprende menos aún la razón por la cual no se celebra una Misa Usus Antiquior, en la Catedral de Sevilla, mientras sí se permiten conciertos, globos y guitarras. Es un arcano. ¿No quieren los obispos recuperar el verdadero y profundo sentido de la Liturgia? Pues la Forma Extraordinaria es la mejor medicina para ello: el uso del latín, el recogimiento, silencio y adoración de los fieles a la Eucaristía durante la Consagración, la comunión de rodillas, la oración por el Papa, la jerarquía católica, los vivos y los difuntos, las tres avemarías y la oración a San Miguel Arcángel, y más, mucho más.

Y en esas estamos.

A la Catedral podemos llevar globos, danzas y guitarras.

El Usus Antiquior, no.

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