martes, 1 de mayo de 2012

San José Obrero





Hoy, en las dos formas de la liturgia de la Iglesia, se celebra la festividad de San José Obrero, fiesta promulgada por Pío XII. La fiesta sustituyó a la de los santos apóstoles Felipe y Santiago, cuya solemnidad fue trasladada al once de Mayo.

La celebración de la festividad de los santos apóstoles Felipe y Santiago el primer día de Mayo procede de la consagración de la Iglesia de los Santos Apóstoles en Roma, dónde se encuentran sus relicarios, en este día, en el año 560.

Corría el año 1.956 cuando la Comisión Pontifica para la Reforma de la Liturgia, de la cual era secretario el inefable Aníbal Bugnini, trasladó absurdamente la fiesta de los santos apóstoles y abolió, de postre, la solemnidad de San José con su octava, fiesta introducida por el Beato Pío IX en el año 1.847, como el Patronazgo de San José.

La introducción de la fiesta de San José Obrero no se hizo sin oposición. Así, la Sagrada Congregación para los Ritos rehusó componer el oficio y la Misa para la fiesta; el mismo Papa, de hecho, tuvo que intervenir para que, finalmente la Congregación accediera y el oficio fuese publicado en el año 1.956.  Según dice Jean Crete, «el oficio está tan mal compuesto que uno puede sospechar que había sido saboteado intencionadamente». Finalmente, las melodías para la Misa fueron publicadas en el año 1.960.

La razón, en este caso, estaba de lado de los miembros de la Sagrada Congregación para los Ritos. Trasladar de día una festividad venerable, como la de los santos apóstoles Felipe y Santiago y, además,  eliminar de un plumazo otra fiesta, como la del santo Patriarca, con cien años de antigüedad, para imponer otra, tan dependiente de unas circunstancias históricas concretas, carece de sentido. Sin embargo se hizo. Años después, asistimos a la decadencia de la celebración civil del primero de Mayo; también de la festividad de San José Obrero, solemnidad que ha perdido su sustento temporal.

Éste es otro ejemplo más del desmantelamiento litúrgico que ha sufrido y sufre la Iglesia, cuya causa no se debe buscar en el Concilio Vaticano II, sino más atrás.

Más en The Saint Lawrence Pres. Ltd (aquí y aquí)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Algo que debería regresar a cómo se celebraba antes de la reforma vaticanosegundista.

Miles Dei dijo...

Así se empezó a socializar la liturgia ya antes del Concilio. Inmiscuyendo a la misma en una lucha ideológica del mundo. Y reinaba Pio XII y no había Vaticano II, pero ya se iba perfilando lo que iba a pasar.

Isaac García Expósito dijo...

Santi: esta reforma es anterior al Vaticano II. Es más, yo diría que algunas cosas del Vaticano II mejoraron ciertas cosas hechas años atrás, por ejemplo la Neo Vulgata que mejora la versión de los salmos hecha poor el cardenal Be en tiempos de Pío XII.

Miles: lo que no entiendo es como al Papa de la Mediator Dei le colaron estos goles.

Anónimo dijo...

Pues las homilías del día, y este año no he acudido a Misa, suelen estar medio infectadas de temas mediosindicales que apestan. Y van algunos años escuchándolas...

Por cierto, a peor cuando coincide en la parroquia la celebración de la HOAC en ese día...

Sigo pensando que la división o el remarcar el "obrero" está de más. Aunque Pío XII no tuviera "un día acertado"...

Hermenegildo dijo...

El Concilio Vaticano II no fue la causa del desmantelamiento litúrgico de la Iglesia, sino la excusa ideal, la ocasión de oro.
Los pequeños retoques introducidos en la Liturgia bajo el pontificado de Pío XII fueron un ensayo de la revolución que se estaba incubando y que extalló so pretexto del Concilio.
Si el Concilio no se hubiera celebrado, la revolución no habría encontrado una ocasión tan propicia.

Isaac García Expósito dijo...

Yes Hermenegildo, pero con un matiz: la reforma de la Semana Santa no puede tildarse de retoque.

Hermenegildo dijo...

Isaac: te he mandado un correo particular.

In diebus illis dijo...

Felicidades por la entrada.