Carta «Studens paci» a los obispos orientales, en la
primavera del año 357
En el compromiso por la paz y la concordia de las Iglesias,
después de haber recibido la carta de vuestra caridad sobre la persona de
Atanasio y de los demás, dirigidas a la persona del obispo Julio de buena
memoria, siguiendo la tradición de los predecesores, mandé desde aquí a Lucio,
Pablo y Heliano, presbíteros de la ciudad de Roma, a Alejandría al mencionado
Atanasio, para invitarlo a venir a la ciudad de Roma, a fin de que en su
presencia fuera establecido respecto a él lo que se ha desarrollado como
disciplina de la Iglesia. Mandé a él por medio de los mencionados presbíteros
también una carta en que se explicaba que, si n o viniese, supiera que quedaba
excluido de la comunión con la Iglesia romana. Al regresar, pues, los presbíteros
refirieron que no quería venir. Entonces he seguido la carta de vuestra
caridad, que nos habéis mandado a propósito del mencionado Atanasio, y saber
por medio de dicha carta, mandada a fin de mostrar unanimidad con vosotros, que
estoy en paz con todos vosotros y con todos los obispos de la Iglesia católica,
mientras el susodicho Atanasio queda excluido de la comunión conmigo, o sea con
la Iglesia romana y de la conformidad de los escritos y de las incumbencias
eclesiásticas
Denzinger – Hünerman, El Magisterio de la Iglesia,
Enchiridion,… 138.
2 comentarios:
Cita para un caso actual:
La Universidad Gregoriana de Roma aprobó la tesis del padre americano Gérald Murray, que afirma: “El examen de las circunstancias en las que Mons. Lefebvre procedió a consagrar obispos a la luz de los cánones 1321, 1323, 1324, provoca al menos una duda significativa, incluso una certeza razonable contra la validez de declaración de excomunión pronunciada por la Congregación de los Obispos (...) Sus convicciones (de Mons. Lefebvre) subjetivas sobre el estado de necesidad que él alegó fueron pura y sencillamente omitidas, cuando el Derecho Canónico ordena que el hecho de tener una convicción de este tipo y actuar en consecuencia, incluso estando equivocado, libra a la persona de incurrir en la pena latae sententiae” (The latin Mass Magazine, fall 1995).
El D-138 no trata "Studens pacis":
D-138 Igualmente en el quinto capítulo: Si alguno dijere que la gracia de la justifi- cación se nos da para que podamos cumplir con mayor facilidad por la gracia lo que se nos manda hacer por el libre albedrío, como si aun sin dársenos la gracia, pudiéramos, no ciertamente con facilidad, pero al cabo pudiéramos sin ella cumplir los divinos mandamientos, sea anatema. De los frutos de los mandamientos hablaba, en efecto, el Señor cuando no dijo: Sin mí con más dificultad podéis hacer, sino: Sin mí nada podéis hacer [Ioh. 15, 5; v. 105].
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