jueves, 8 de marzo de 2012

Los curas no tienen paro

Una de las causas que explican la crisis eclesial posconciliar fue la manera en la que acríticamente se produjo el diálogo con el mundo, la manera en la que se recibió la filosofía moderna en el seno de la Iglesia sin considerar, previamente, si era posible tal conciliación.

De ahí que escuchemos una y otra vez a los prelados usar conceptos cuya semántica se presta a equívocos.

Un ejemplo lo hemos vivido en Sevilla, en fechas recientes, con las declaraciones del Arzobispo respecto al llamamiento al sacerdocio y al Seminario Diocesano. Tomamos un extracto de la noticia recogida por el diario La Razón:

El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, animó ayer a los jóvenes a enrolarse en el seminario metropolitano con un curioso argumento. «Entre nosotros no hay paro», aseguró, al tiempo que subrayó que los sacerdotes constituyen «la única clase social que no tiene desempleo». Con motivo de la celebración del Día del Seminario, Asenjo hizo balance de las nuevas vocaciones que ha recibido esta institución diocesana, calificándola de «la niña de mis ojos», recordando así las palabras del Papa Pío XI.

Extrañas declaraciones de Monseñor Asenjo. Que hacen falta sacerdotes es innegable, sin embargo, argumentar que entre los sacerdotes no hay paro con el objeto de motivar la entrada en el Seminario, no parece una idea muy feliz. Aparte de que toma las acusaciones de los elementos más anticlericales de tiempos pasado, dudo mucho que alguien hoy busque en el sacerdocio un motivo con el que ganarse las papas. Y si desde luego alguien tiene esa idea, es el Ordinario el que debe poner los medios para evitar el engaño y el fraude en los aspirantes al sacerdocio.

Tampoco parece muy feliz el incluir al conjunto de los sacerdotes dentro del sistema de clases, con el que la sociología moderna estratifica la sociedad. Una clase tiene un significado, tanto en su versión marxista como weberiana, muy distinto de lo que es el clero católico.

Desconozco si estas declaraciones son fruto de los asesores del Arzobispo o bien son motu proprio, desde luego, no son las más afortunadas. Los conceptos de la modernidad no parecen los vehículos más adecuados con el que hacer un llamamiento a la vida sacerdotal, la cual, dicho sea de paso, es una vocación y la da Dios.




1 comentario:

Antonius dijo...

Mas que desafortunadas yo diría demenciales declaraciones. Empiezo a pensar que entre la clase obrera mitrada no es que haya mediocridad, es que hay muy bajo nivel. Hasta cuando.