No hace mucho el obispo de Oakland publicó una serie de normas sobre la manera de recibir la comunión. Respecto a la comunión de rodillas, hacía un elenco de argumentos a cual más disparatado.
Ahora, no sabemos si motu proprio o por consejo de alguien, el epíscopo ha cantado la palinodia. Así, podemos leer en la bitácora Secreum meum mihi, la traducción de una parte de la nueva instrucción dada por el obispo:
La idea de arrodillarse para recibir la Comunión va más allá del respeto ordinario que deberíamos mostrar a otro ser humano, expresando reverencia y humildad hacia el Santísimo Sacramento.
La apelación a las normas litúrgicas, para justificar lo injustificable, se evaporó, cosa de la que me alegro enormemente.
No se comprende que lo que la Iglesia recomendara de pronto se convirtiese en algo inapropiado.
A no ser que prescindamos de usar la cabeza.
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