lunes, 27 de agosto de 2012

El conciertazo

Quieren los hombres de izquierda que los colegios de la Iglesia que sean exclusivamente de niños o niñas – ahora se llama educación diferenciada, como si esto significara algo -, les sea retirado el concierto a no ser que se plieguen a los deseos del Estado en este asunto, esto es, que todos sean mixtos.

Esto no es más que otra estrategia de desconcierto planteada por la izquierda para ocultar la realidad. Sin embargo, la Iglesia, en este caso parte con ventaja. Si los obispos no se comportaran como los gerentes de una empresa cuyo único objetivo es mantener propiedades, romperían el concierto con el Estado, de manera que fuere este el que tuviera que hacerse cargo de la educación de los niños.

Cuando los políticos de izquierdas sacan el concierto a la palestra, parece como si este el que estuviese garantizando la supervivencia de los colegios, cuando la realidad es otra. Si fuese así, los colegios concertados no tendrían que buscarse otras fuentes de financiación, como podría ser el comedor, cuyo importe es muy superior al que pagan los padres de los niños que van a colegios públicos. Además estamos hablando del concierto, siempre que no atrasen el pago del mismo, ya que si no, nos encontraríamos en el caso de un colegio religioso de Sevilla donde las hermanas han tenido que pagar de su pensión los sueldos de las limpiadoras.

La Iglesia tendría poco que perder. Los principales afectados serían los políticos de izquierdas. ¿O dónde piensan ustedes que llevan a sus hijos?

6 comentarios:

Miles Dei dijo...

¿El problema son los hombres de izquierda?

Isaac García Expósito dijo...

¿Pregunta retórica?

Isaac García Expósito dijo...

Bueno, supongo que sabrá cómo se hizo la transición en España...

Miles Dei dijo...

¿Ah, pero ha habido transición? Si mandan las mismas familias.

Isaac García Expósito dijo...

Digo

Anónimo dijo...

Que renuncien a algo, ¡qué iluso!
Eso sí, luego para meter al crío en un colégico católico hay "leches"... y al ser concertados, prioridad para todos menos para católicos de clase media. ¡Qué sinsentido!