lunes, 23 de abril de 2012

Los dominicos de San Jacinto




San Jacinto es una de las parroquias con más solera de Triana; la misma es regentada por los frailes dominicos.

En tiempos, San Jacinto también fue de las parroquias más cofrades de Sevilla; de hecho, bajo su techo se cobijaban hermandades como la Esperanza de Triana, las Aguas, la Estrella y la hermandad del Rocío de Triana. Una a una fueron saliendo de allí por desavenencias con los frailes, siendo la última la Estrella, en el año 1.976 – dicho sea de paso, $la Virgen de la Estrella es una de las más hermosas de Sevilla -.

Esta Semana Santa por desgracia ha sido una Semana Santa pasada por agua, lo que dio lugar a que el Domingo de Ramos, algunas hermandades – entre ellas la mía -, no pudieran procesionar: la Estrella, gracias a Dios, si pudo salir.

La capilla que actualmente ocupa esta hermandad se encuentra, precisamente, enfrente de la parroquia de San Jacinto. Es de dimensiones reducidas y la gran cantidad de nazarenos con los que cuenta esta corporación les impide formar correctamente en las dependencias de la hermandad. Este año, además, como ya he dicho, la lluvia ha sido otro inconveniente más.

Según cuenta en su blog, la periodista Laura Contreras, este año se intentó que los frailes acogieran en sus dependencias a los hermanos de la Estrella para que pudiesen organizar la cofradía, cosa a la que se negaron, como era de esperar, ya que los dominicos de San Jacinto no quieren ver a una cofradía ni en pintura. Mi padre, que durante muchos años vivió en la calle San Juan, me contaba que lo que pasaba era que los frailes eran comunistas – entiéndase en sentido castizo, no literal, es decir, que se oponían a lo mandado por la Iglesia. Yo, desde luego, no soy nadie para quitarle la razón a mi padre -.

El párroco de San Jacinto, Jesús Duque, se ha desahogado en el blog de la susodicha periodista, justificando las razones por las que no quiere tener cuentas con las cofradías, especialmente con la Estrella. El sacerdote dice lo siguiente:

“Esta comunidad, para bien o para mal, es dueña legítima de la parroquia y desea celebrar su Fe a su estilo, con su comunidad cristiana”, explica Jesús Duque, párroco de San Jacinto. Este fraile de 65 años me recibe con un ligero caminar en el salón parroquial de su casa, donde toda la comunidad de frailes y los grupos parroquiales (Cáritas, catequesis, grupos matrimoniales) tomaron la decisión democráticamente. “Si no me hubieran apoyado, yo automáticamente lo dejo todo y me voy a otro sitio”, asegura.

(…)

“De San Jacinto salían las cofradías de la Esperanza de Triana, La Estrella, Las Aguas y la hermandad de gloria de El Rocío”, recuerda el párroco. “Y a finales de los 70 se produjo el conflicto cuando comenzamos a ser consecuentes con la nueva orientación de la Iglesia”, continúa. Los frailes dominicos como Duque no aprueban la razón de ser de las hermandades como “asociaciones de creyentes para dar culto a una imagen”. “¡Pero si nuestro culto es la Eucaristía!”, exclama. Las cuatro cofradías tuvieron entonces que buscarse otro sitio.

“No estoy en contra de la celebración, porque soy consciente de lo importante que es para el turismo de Sevilla esta fiesta. Pero me escandaliza lo que hay detrás de todo esto que llaman ‘religiosidad popular’ ”. El párroco se refiere a, por ejemplo, la “fortuna que se gastan en poner un paso en la calle, cuando hay personas que no tienen cubiertas las necesidades básicas”, desaprueba las referencias militares en las cofradías o el “anacronismo teológico” latente en la estética de las procesiones en pleno siglo XXI. “Mi Jesús de Nazaret, camino del Calvario, de bordados llevaba poco”.

El conflicto no surgió sólo por diferencias teológicas, sino también por el espacio y tiempo que las hermandades acaparaban. Esto afectaba al desarrollo normal de la actividad de la parroquia, sobre todo en esta semana de mayor afluencia de fieles a la iglesia. “Entiendo que formas para celebrar la Fe como lo hacen en La Estrella hay un montón de sitios en Sevilla, pero como lo hace San Jacinto a lo mejor no hay tantos”, dice el dominico. “Y puedo rezar porque la hermandad de La Estrella sea la más, pero también voy a rezar porque la parroquia de San Jacinto siga siendo fiel a sí misma”.


Como se puede comprobar, el desprecio de los frailes a las hermandades no es más que una consecuencia. El problema no es ese. Ni siquiera ese concepto depauperado de Iglesia en la que las decisiones se toman democráticamente. No. Ni siquiera la manipulación que hace en la entrevista de la Eucaristía, usándola de coartada como culto supremo, cuando la foto nos muestra que el cáliz donde consagra el Sanguis está hecho de material cerámico. La raíz profunda del problema es la apelación que hace a la nueva orientación que la Iglesia estaba tomando en los años setenta y la necesidad que tuvieron de ser consecuentes.

¿Tantos y tantos estuvieron equivocados, interpretando incorrectamente los textos conciliares?

Que sobre los mismos se ha hecho una interpretación interesada es innegable, ahora bien, que todo haya sido ideología, hay que demostrarlo. Quizás también en los propios textos se encuentre una explicación de lo que ocurrió después y todavía sufrimos.

Los dominicos de San Jacinto son otro producto más de los terribles años postconciliares.

Que la Virgen de la Estrella nos ampare.


4 comentarios:

Miles Dei dijo...

No se engañe, como esos dominicos piensa el 99% de la Iglesia jerárquica, solo que no lo dicen y se lo callan hipócritamente porque ahora interesa tener a las cofradías a favor más que en contra.

Y en parte tienen razón, que es lo que más debe doler a las cofradías y moverlas a conversión. En parte tienen razón.

Isaac García Expósito dijo...

Umm, no creo que el dominico tenga razón, Miles. Y si la tuviera, no sería justo cargar contra la parte más débil. Especialmente cuando la jerarquía dejó a las cofradías de la mano.

Miles Dei dijo...

He dicho en parte. No toda, sino en parte. Cualquiera que se mueve un poco por el mundo cofrade conoce esa parte de razón que está tras las críticas.

SÍ: ES POSIBLE dijo...

Pues sí, Jesús, tienes toda la razón. En realidad ES UNA VERGUENZA que quienes adora muñecos vestidos con trapos lujosos se llamen cristianos.