viernes, 18 de noviembre de 2011

El miércoles en Misa


Ocurrió el pasado miércoles. Comenzó la Misa en una Parroquia cuyo nombre callaré. Yo me puse en la nave de la Epístola porque en la capilla que corona la nave, se encuentra reservado el Santísimo Sacramento. En llegando la consagración, escuché la campanilla. Hasta aquí nada especial. Pero hete aquí que, antes de la comunión, veo como una señora de edad provecta se acerca al Sagrario, lo abre y toma el Copón con las formas. Tras la comunión, la anciana repite la operación, pero en la reserva.

Sin embargo esto no fue lo que más me llamó la atención. Por desgracia, uno ya está acostumbrado a estos (ab)usos. Lo más chocante fue ver a la buena señora sentada junto a la silla del cura. Tremendo.

Antes, la comunión. La mayoría comulgó en la mano. Además no como lo prescribe la Iglesia. Hay que hilar muy fino para defender que esta forma de recibir al Rey de la Gloria está de acuerdo con la Tradición. Ni con la Tradición ni con el sentido común. Los gestos expresan lo interno. A mi mujer, cuando la veo, le doy un beso, no la mano. Porque el beso es una expresión de amor, de cariño, máxima, entre los esposos. Igual con Dios. ¿Cómo podemos tener a Dios en la mano? Comulgamos de rodillas porque no podemos arrastrarnos ante Él.

Empieza otra Misa, esta vez de difuntos. Una voz de una mujer avisó a los fieles que iba a empezar la celebración. Era el mismo cura, pero otra mujer. Esta vez fue el remate: iba vestido de monaguillo - no era la primera vez que la veía -.

Como alma que lleva el diablo, salí de allí.

El que no lo quiera ver, que no lo vea, pero hay un cisma - ¿o será herejía? – dentro de la Iglesia.

Y lo que es mucho peor: los que tienen autoridad no acaban con él.

La Iglesia Católica se desangra. Sacerdotes y feligreses. Jerarquía y pueblo.

2 comentarios:

Hermenegildo dijo...

En una parroquia de Cádiz también hay una señora mayor que abre el sagrario y reparte habitualmente la Sagrada Comunión. Según me explicaron, tiene autorización del Obispado para ello.

Miles Dei dijo...

Tronos a las causas y cadalsos a las conciencias. Así seguimos. Y gran parte de la cortina de humo de la Armada desarbolada de la Iglesia son los que sólo hacen señalar casos de conciencia deforme en lugar de señalar a los que permitieron y consienten y seguirán consintiendo la deformación de las almas.