En la página 12 del número 806 del semanario Alfa y Omega (6/11/2012), bajo el epígrafe Aquí y Ahora, dedicado esa semana a los Novísimos, aparecían unas palabras del Arzobispo de Sevilla, D. Juan José Asenjo Pelegrina, que a continuación transcribo:
Infierno
Velad y orad
Sólo un 60% de nuestros fieles cree en la resurrección de la carne y en la vida eterna; y sólo un 55% cree en la existencia del infierno. Estos datos revelan una defectuosa concepción de Dios, y reflejan también el avance de la cultura de la desesperanza. En la predicación hemos de evitar presentar la posibilidad de la condenación eterna de un modo terrorífico, pero, al mismo tiempo que anunciamos el destino glorioso que a todos nos espera, no debemos silenciar que ese destino feliz se puede frustrar por el pecado, lo cual debe estimular la responsabilidad personal de los fieles. Os recuerdo el Evangelio de las diez vírgenes: Velad porque no sabéis el día ni la hora. Esa hora nos llegará a todos, aunque desconozcamos el momento. Lo único cierto es que sucederá; por ello, se impone la vigilancia.
Cuando leí estas palabras, no pude más que preguntarme: ¿cómo es posible contar entre los «fieles» de la Iglesia Católica a aquellos que no creen en la resurrección de la carne y en la vida eterna? Y no hablo de los que no creen en el Infierno.
Pienso que antes de hablar de «una defectuosa concepción de Dios», habría que preguntarse qué concepción de «fieles» tiene el Arzobispo de Sevilla, porque seguir considerando «fiel» a aquél que niega la misma resurrección de la carne y la vida eterna no parece que tenga mucho sentido.
En la Iglesia de hoy existe una grave pérdida del sentido de la realidad. Monseñor Asenjo es un ejemplo.
10 comentarios:
son los frutos que ellos mismos recogen. dios es bueno, jesusismo guay, hermanos mayores en la fe, hermanos separados, y un largo etcétera de buenismo vacio de contenido que de-forma a dios, a cristo, a su mensaje...para no ser piedra de escándalo. salvo en el tema de la cama, que parace el mas y unico importante (sodomia, gaynomio, divorcio), porque del resto de cosas, mejor no hablar.
santi
Son fieles, pero que no están formados en la doctrina católica, Isaac. Quitando casos en los que estas personas sean conscientes de que niegan una verdad de fe y lo que ello implica, los demás no son ni más ni menos que fieles rudos en la fe.
Y la culpa de esa rudeza pues canta por la boca del obispo. Pero lo gracioso es que el obispo no habla de culpa alguna propia, sino de contenidos que hay que insertar en el "anuncio".
Ese es el problema.
Negar la resurrección de la carne y la vida eterna, no creo que sea una cuestión de formación o de rudeza, es un problema de secularización. Se está negando uno de los pilares de la fe.
¿Cómo se concibe el cristianismo sin resurrección? Otra cosa es lo que se le haya enseñado a esas personas.
Vuelvo a preguntar, ¿cómo contar a ese 40 % entre los fieles? ¿Por qué no se descuenta? ¿Porque entramos entonces en el ámbito empresarial?
¿Cómo se concibe el cristianismo sin resurrección?
Pues como lo pueda concebir un rudo, igual creyendo que se reencarna con Cristo en otro mundo. O simplemente pensando que vive en espíritu por siempre. La deformación ha sido y sigue siendo tanta y tan tremenda que es perfectamente asumible que nos encontremos un gran número auténticos rudos cuasi paganos entre los bautizados y aún entre los que van a la Misa dominical y comulgan.
Cuando los misioneros volvieron a Japón y encontraron a los laicos que habían permanecido cristianos transmitiéndose el bautismo, la gram mayoría no tenía ni idea de muchos o casi todos de los artículos de la fe o los habían sincretizado con el budismo y el sintoismo. La opción fue enseñarles que estaban en un error y que debían optar por ser catequizados y profesar la fe tal cual o dejar la Iglesia y seguir creyendo a su aire.
Lo tremendo es que hoy tenemos esa situación con el clero presente y que encima no se mueve un ápice para exigir la fe católica. Por tanto son fieles pero como un rebaño abandonado en el monte por sus pastores. No dura una estación.
No hay labor ni intención de enseñar la doctrina y menos de exigir que se sepa para profesar la fe católica. Por eso me hace gracia que tan trágica situación se pretenda remediar incluyendo contenidos en la predicación. Tampoco se trata de reconocer que no hay fieles, sino de reconocer que los fieles que hay están deformados y necesitados de una exigencia catequética. Eso sí, el que no esté dispuesto a ella no tiene la fe de la Iglesia, porque no quiere dejarse enseñar por la Iglesia en aquello que ha de creer. Entonces es cuando se puede decir que ya no pertenece a la Iglesia salvo como miembro muerto que ha perdido la fe.
El bautismo tiene lazos jurídicos que atan a la sociedad cristiana y no podemos ignorar eso, Isaac. Los fieles tienen el derecho a ser enseñados pues es un deber de ellos el formarse y por si sólos no pueden. Si ese derecho no se ha cumplido por los pastores no se les puede tachar simplemente de una lista como en una empresa donde se decide quien es útil y quien no. No se si me explico.
Ahora bien, al pastor que no ha cumplimentado lo que era su deber, pues tampoco es cosa de tacharlo de la lista, sino de imponerle penas medicinales para que empiece a trabajar como debe ya que libremente no ha querido hacerlo, pero eso es una larga cadena de quien le pone el cascabel al gato y que al final depende del primer eslabón, que parece más cómodo encarcelando a su ayudante y escribiendo libros que nada dicen que poniéndose a gobernar la Iglesia como es debido.
Miles, entiendo lo que dice, pero no creo que sea cuestión de rudeza: usted mismo los llama semipaganos. Insisto, no creo que sea cuestión de rudeza. Y tampoco estamos en la misma situación del ejemplo que usted expone. Ahora bien, en ningún momento le estoy echando la culpa a esas personas. Sin haber nadie totalmente inocente, sí hay una jerarquía de responsabilidades.
Vayamos, por otra parte, a algo más básico, a la sociología. No se quiere ver la realidad de la secularización de la Iglesia. Seguimos contando entre los fieles a personas que no tienen ya ni los rudimentos básicos de la fe. Por miedo a ver la realidad.
Finalmente, Miles, sería interesante hacer una comparación entre el lenguaje y las actuaciones episcopales y el usado por los directivos de empresa. Esa comparación nos depararía grandes y divertidas sorpresas.
p.s. Miles, usted recomendó un volumen sobre la ¿Lumen Gentium o la Gaudium et Spes? que era una tesis doctoral de un miembro del O.D. No me acuerdo ni del título ni del autor, ¿lo tendría usted a mano?
El de la Infalibilidad del Pueblo de Dios, sí. ¿Por?
En cuanto al tema, si estos bautizados no son culpables no pueden estar fuera de la Iglesia. Es la realidad canónica y eclesiológica.
Ahora, cierto que no se quiere ver la tremenda realidad. Por algo es esto similar al cuento del traje nuevo del emperador.
Como ya he dicho otras veces este tema está tan trillado que es la base de la entrañable película de Paco Martínez Soria, "Se armó el Belén". Si me apuran está también a la base de esa inolvidable comedia "El padre pitillo".
Perdón que no me di cuenta que me preguntaba por la referencia, creía que era una cita de la misma.
Aquí está:
http://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=49135
¿Cómo está ese libro?
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