domingo, 14 de agosto de 2011

Vocaciones y matrimonios



Monseñor Martínez Camino ha dicho que «muchos jóvenes sentirán la llamada del sacerdocio y también se crearán muchos matrimonios católicos que se conocerán en la JMJ».

Estas frases que se sueltan a modo de «slogan», colocando un evento como la JMJ casi al nivel de los sacramentos y la oración, me chocan muchísimo. Seguramente los obispos en general, y Monseñor Martínez Camino en particular, no lo hagan con espurias intenciones, aún así el lenguaje resulta inadecuado.

Estos excesos dialécticos nos pueden llevar a caer en el irrealismo. Cuando San Pablo estuvo en el Areópago, a pesar de un discurso brillante tuvo un éxito más bien escaso. Parece que la JMJ conseguirá más, mucho más. Dios lo quiera.

Desconozco cuántas vocaciones serán suscitadas tras la JMJ, pero sí sé las que han salido frente al sagrario, en una exposición del Santísimo o de una Misa.

Un ejemplo de ello es Cohen, el fundador de la Adoración Nocturna, cuya conversión se inició cuando presenció una bendición con el Santísimo.

3 comentarios:

Cæremoniarius dijo...

En verdad, prefiero más las vocaciones que se fortalecen y manifiestan frente al Sagrario que frente a un acto que, por mucho bien que produzca, no tiene la misma fuerza. Es más: Puede ser que sea contraproducente si todo es obra de un "sentimentalismo" más que de un "discernimiento de rodillas y en oración".

Saludos (Y, por cierto, es un gusto volver a leerte!).

Un ronin católico dijo...

Las palabras de Camino son la muestra de una profunda deformación teológica vigente en nuestros días. En él, como buen jesuita, además tienen un recorrido histórico determinado dentro del debate teológico que supone la cuestión.

Dios castiga las presunciones. Y mucho más cuando la presunción es sobre su gratuidad. Repitamos el texto del cardenal Cottier:

Otra tergiversación, respecto a lo que Péguy definía «el misterio y la operación de la gracia», es la moda de ver gracia por todos los lados, que está muy difundida en ámbito eclesiástico, incluso entre muchos autores y oradores que se consideran expertos en cuestiones espirituales. Es verdad que también santa Teresa de Lisieux, en su lecho de muerte, repite la frase «todo es gracia» para expresar su abandono en los brazos de la misericordia divina. La misma expresión se halla en la última página del Diario de un cura rural de Bernanos. Pero a menudo son las expresiones que en sus intenciones quisieran afirmar la necesidad y la libertad de la acción de la gracia las que terminan por diseminar ideas fuera de lugar y confundir los ánimos. Como en el caso de encuentros aburridos y repletos de formalismo que se definen retóricamente “hechos de gracia” sin más, quizás incluso antes de comenzar. Se difunde así una imagen errónea, como si la gracia fuera una especie de lluvia que cae indistintamente sobre toda la realidad y lo envuelve todo. O incluso un sello que se pone por estatuto en toda actividad eclesiástica. Mientras que en la economía de la salvación la promesa dirigida a todos se comunica de modo sacramental, es decir, a través la predilección de un detalle, como muestra también la práctica ordinaria de los sacramentos en la vida de la Iglesia.

Cardenal Georges Cottier, op

Anónimo dijo...

Otra vez el engañabobos del número, de la cantidad.

Hablar de cantidad está bien pero si junto a esta no se habla también de calidad entonces es que hay truco...

¿Que tal será la calidad de esos matrimonios... ? ¿Serán matrimonios para siempre... ? ¿Serán matrimonios fieles... ? ¿Vivirán en castidad matrimonial y pre-matrimonial... ? Etc...


¿Que tal la calidad de las vocaciones? ¿Aparte de muchos sacerdotes serán muy santos sacerdotes? ¿Enseñarán lo que ha enseñado la Iglesia durante 2000 años, que es lo que la Iglesia manda enseñar... ? ¿O enseñarán lo que les pegue en gana... ? ¿Que ejemplo darán con su testimonio... ? ¿Serán respetuosos en la liturgia... ? Etc...

Miedo me da esto de la cantidad, porque como la calidad no sea buena (y razones tenemos para ser moderadamente pesimistas) casi mejor que la cantidad entonces no sea mucha.

Miedo me da la cosecha del mañana si la siembra es mala.

Miedo me da.