domingo, 28 de agosto de 2011

«Rogad que no se pierda mi Agustín»



Estrella de Jacob, Vara de Aarón,
Puerta oriental por donde entró mi bien,
Torre en la celestial Jerusalén,
aljofarada piel de Gedeón;

Arco y arco de paz y redención,
Rosa de Jericó, Viña en Belén,
Palma del monte, Zarza de Moisés,
Templo y trono real de Salomón.

Vos que paristeis al segundo Adán,
aunque doncella siempre, madre, en fin,
por cuya gracia a vuestros pies están

la luna, el cielo, el sol, el serafín;
pues sabéis el cuidado que hijos dan,
rogad que no se pierda mi Agustín.

Amén.

Lope de Vega.

1 comentario:

Miles Dei dijo...

El alma de Lope contemplándose en San Agustín es el alma española del siglo de Oro. Capaz de las mayores alturas y a la vez las mayores bajezas.