sábado, 14 de julio de 2012

El mérito. O la caca de la vaca, revisited

Hay artículos que merecen la pena leer y releer, más que nada para desenmascarar estos falsos ídolos que se le presentan al sujeto postmoderno.

La esquelita de El diablillo es inagotable en cuanto hallazgo. Miremos donde miremos, la realidad parece obstinada en confirmarnos el trampantojo del concepto «mérito» en las sociedades liberales.

El último ejemplo ha sido el «que se jodan» con el que, la diputada del PP, Andrea Fabra ha espetado a la banca socialista, convirtiendo el Congreso en la grada de un estadio de fútbol.

La señora Fabra, según informa el diario El Mundo, nació en el año 1.973. Hija de Carlos Fabra, ex presidente de la Diputación de Castellón, es licenciada en Derecho por la Complutense. Con 25 años, asesora a Juan Costa, secretario de Estado de Hacienda con Aznar. A continuación, pasó a la empresa privada, obteniendo la gerencia de Relaciones Internacionales con Telefónica, alcanzando además, la ejecutiva del PP de Castellón presidida por su padre. Designada senadora territorial en el año 2.007, es diputada desde el año 2.008. Finalmente, no se nos puede olvidar que está casada con José Güemes, ex consejero de Empleo y Sanidad, en la Comunidad de Madrid.

En definitiva, la carrera profesional de Doña Andrea Fabra se ha desarrollado en el PP.

¿Cuál ha sido aquí el funcionamiento del mecanismo del mérito?, podemos preguntarnos con El diablillo. La asociación de las conocidas como «habilidades extrafuncionales», junto con un proceso de endogamia transversal – como el apellidarse Fabra -, ocultan el supuesto talento de la señora Fabra.

Por ende, no es extraño que, la aportación de la diputada a la política española sea similar a la de cualquier hincha de fútbol -¡qué se jodán! -.

Para este viaje no necesitamos estas alforjas, así que para las próximas elecciones votaré a mi compañero de asiento en el estadio.

p.s. Aquí les dejo el momento histórico, como dicen los postmodernos




2 comentarios:

Miles Dei dijo...

Pero Isaac no se confunda, el proceso del mérito está muy claro.

Ese mismo empresario habilidoso, tan hábilmente descrito por Huerta de Soto en esa clase magistral, es el que con su mérito ha conseguido aupar a la política a personajes como la Fabra, mientras paga algo a los intelectuales que le distraen la masa de modo que su negocio no deje de medrar.

Por tanto la situación presente es toda una muestra de como funciona el capitalismo. El que vota ya está previsto que vote y en qué espectro. Eso sí que es méritorio de la clase que derrocó a la antigua nobleza y que hoy controla la alta nobleza financiera, que es la que lleva las riendas por méritos meritísimos que poco tienen que ver con el méritio adquirido por el poverello de Asís a lo largo de su vida, gracias al cual y semejantes, en parte, vamos tirando y evitando que nos aplasten estos meritorios.

Isaac García Expósito dijo...

Qué quiere que le diga..., pues que tiene razón.