domingo, 30 de octubre de 2011

Cristo Rey



San Agustín. Tratado sobre el Evangelio de San Juan, 51.


¿Qué grandeza fue para el rey de los siglos ser hecho rey de los hombres? En efecto, Cristo es el Rey de Israel no para exigir tributo o armar con espada a un ejército y derrotar visiblemente a los enemigos; sino que es el Rey de Israel para regir las mentes, para cuidarlas eternamente, para conducir al reino de los cielos a quienes creen, esperan y aman. Que, pues, el Hijo de Dios, igual al Padre, Palabra mediante la que todo se hizo, haya querido ser el Rey de Israel, es dignación, no promoción; es indicio de compasión, no aumento de potestad, ya que, quien en la tierra fue nominado el Rey de los judíos, en el cielo es el Señor de los ángeles.


San Agustín. Tratado sobre el Evangelio de San Juan, 117.

Pero Cristo ¿es sólo el rey de los judíos o también de las gentes? Más bien, también de las gentes. En efecto, tras haber dicho en una profecía: «Por mi parte, yo fui constituido por él rey sobre Sión, su monte santo, para promulgar el precepto del Señor» al instante, para que, porque nombra el monte Sión nadie dijese que había sido constituido rey para solos los judíos, ha agregado: «El Señor me dijo: «Hijo mío eres tú, yo hoy te he engendrado. Pídemelo y te daré como heredad tuya las gentes y como posesión tuya los términos de la tierra»» (Ps 2, 6-8)

San Agustín. Tratado sobre el Evangelio de San Juan, 115.

«Respondió Jesús: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuese de este mundo, mis agentes lucharían, evidentemente, para no ser yo entregado a los judíos; pero en realidad mi reino no es de aquí»» (Io 18, 35-36). Esto es lo que el Maestro bueno quiso que supiéramos. Pero primero había de sernos mostrada como infundada la opinión de los hombres acerca de su reino – ora de los gentiles, ora de los judíos a quienes Pilato había oído esto -: por así decirlo, había que castigarlo con la muerte precisamente por haber pretendido un reino ilegítimo, o porque quieren reinan suelen mirar mal a quienes van a reinar y es evidente que había de evitarse que su reino fuese adverso a los romanos o a los judíos.

Pues bien, a la interrogación primera del gobernador, donde le dijo: «¿Tú eres el rey de los judíos?», el Señor podía responder lo que asevera: «Mi reino no es de este mundo», etc. Pero, al interrogarle a su vez si decía esto por su cuenta o lo había oído a toros, quiso mostrar, al responder aquél, que de esto le habían acusado ante él los judíos como hecho criminal; así nos descubre las ideas de los hombres, acerca de las que sabía que son vanas, y tras la respuesta de Pilato les responde ya tan oportuna y apropiadamente a judíos y gentiles: «Mi reino no es de este mundo».

Oficio Divino; Festividad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey. Oficio de maitines, tercer nocturno.

Obras Completas de San Agustín. Tratados sobre el Evangelio de San Juan (36 - 126). Obras completas de San Agustín. Tomo XIV. Ed. BAC.

1 comentario:

Miles Dei dijo...

Pues ya ves, el rey de la fiesta de Asís fue Olokún.